Sobrevive
la Tradición
DE LOS SONIDEROS
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Texto:
Cortesía
DORA LUZ HAW
Grupo Reforma
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(CONTINUACION)

LA
INTERNACIONALIZACIÓN
Algunos sonidos
son manejados por profesionales reconocidos entre las fronteras,
como Juan Manuel Cortez, quien organiza la celebración de
El Día del Sonidero en Los Ángeles, California, en
la que ha logrado reunir hasta 16 mil personas en foros como el
Sports Arena.
Pisar esta ciudad
es el trampolín para que los sonidos visiten otros sitios
de la Unión Americana donde la comunidad hispana es fuerte,
como San Francisco, Chicago, Nueva York, Washington y Florida.
Cortez fue el
primero en llevar a Polymarchs y La Changa a ese país, a
principios de los 90, y de ahí en adelante varios sonidos
animan fiestas en comunidades hispanas.
Montar un buen
sonido, explica Perea, implica colocar un escenario, torres de luces,
amplificadores, tornamesas, mezcladoras de sonido, discos y, para
los que tienen más recursos, contar con computadoras para
luces robóticas o inteligentes, proyección de videos
y una buena selección musical, lo que requiere el apoyo de
hasta 30 personas.
El público,
integrado por gente que no asiste a salones de baile o discotecas,
sólo a tocadas, conforman clubes, coleccionan artículos
alusivos y grabaciones de los sonidos que producen ellos mismos.
Generalmente los que ganan más dinero son los vendedores
piratas.
"A nadie de la industria musical nos conviene la piratería,
porque la gente vende discos con contenidos equivocados y mal grabados",
afirma Perea, aunque la mayoría de los sonideros trabajan
con grabaciones piratas porque es más barato adquirirlas.
Además,
para tocar en alguna fiesta, reproducen los temas musicales que
más les gustan y los integran en un solo disco que resulta
también pirata.
Los sonideros
cobran según su prestigio. Apolinar Silva de Polymarchs se
niega a manejar cifras porque asegura que se cree que ganan millones
y no es cierto.
Alguien que
trabaja en bodas y 15 años, como Valdez, cobra unos 2 mil
500 pesos, sin embargo, tocadas de La Conga pueden costar 25 mil
y de La Changa, que es uno de los más prestigiados, 40 mil
pesos. Al público la entrada le cuesta entre 25 y 100 pesos.
Heras y Tiro
explican que la mayoría de los sonideros trabajan informalmente
porque no pagan impuestos; sin embargo, los sonidos reconocidos,
clasificados como compañías de audio sí pagan
a Hacienda porque están registrados como contribuyentes menores.
Los éxitos
sonideros, esas canciones que se hacen famosas entre la gente, incluso
antes de que suenen en la radio, surgen porque ellos consiguen música
exclusiva que consideran será un "hit".
Por ello, aunque
la legislación en materia de derechos de autor marca que
el uso de toda obra protegida con fines de lucro implica pago de
regalías, sólo agrupaciones grandes como Polymarchs
y La Changa, lo hacen.

Marzo
2003
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