Baracatún en el Ombligo |
Por: Sergio Lleonart
Fotos: Rino
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Para
quienes pudimos apreciar la primer versión de Baracatún
en Octubre del 2002 nos es difícil desprendernos de ella
para comentar esta nueva puesta, los cambios entre esta y aquella
son importantes en primer lugar porque gran parte de los cuadros
no son los mismos y otros no están planteados de la misma
manera y en segundo término la renovación en el elenco
ha sido substancial. Como de poco sirve que entre en comparaciones
intentaré enfrentar esta crónica como si estuviera
virgen de todo Baracatún anterior y valorar esta versión
por lo que ella misma es.
El Ombligo de la Luna, en la calle Anchorena al 300 en pleno barrio
del Abasto, es la sala elegida para esta serie de funciones sabatinas
de Octubre y Noviembre a las 22:30 hs y reúne muchos requisitos
como para plasmar escénicamente una obra de la complejidad
de Baracatún, los dos planos ayudan a realzar la puesta y
dividir la atención aunque el superior solo se utiliza para
los músicos, el sonido es mas que correcto teniendo en cuenta
que existe un grupo en vivo, la iluminación en cambio es
algo limitada y quizás mayor cantidad de luces y algún
seguidor ayudarían a brindar algunos climas que por momentos
son muy necesarios.
Hay que destacar que este musical-danza creado y dirigido por Jaime
Breard mantiene la atención del espectador a lo largo de
sus 2 horas de duración ofreciendo una atractiva y vistosa
variedad de cuadros y climas en su recorrido a través de
las diferentes formas de expresión danzaria y musical de
América, y si bien la obra está concebida prácticamente
carente de escenografía el magnífico y espectacular
vestuario le aporta un colorido y brillo por demás llamativo
y ciertamente impactante, mérito del mismo Jaime a quien
corresponde su diseño y de Claudia Ruibal que puede concretar
esas ideas en la confección.
Baracatún transita mas de 20 cuadros en su mayoría
danzarios, también los hay solo musicales brillando en estos
el director musical Julián Larralde (vibrante su solo de
“Brasil”) al frente de un sólido grupo, y muchos
de ellos cantados, el rol de cantante le corresponde a Nydia Gayoso
que sobresale en “La Pipistrela”, donde su imagen remite
a la Tita Merello de la versión original, y se mantiene en
un plano correcto en sus otras interpretaciones.
También hay espacio para lo actoral y para el humor, función
que cumple el mismo Jaime Breard que en el rol de un “mencho”
despierta risas del público logrando que sus apariciones
sean sumamente festejadas, le corresponde también a él
la muy buena composición en “Abandono” sobre
su propio texto.
Una evaluación de las cuestiones técnicas y específicamente
coreográficas corresponde generalmente a una opinión
idónea, anque erudita, pero todos, como simple espectadores
tenemos nuestra visión en cuanto a lo que nos impresiona,
conmueve, o seduce y nos hallamos absolutamente habilitados para
dar nuestra impresión de lo que nos gusta, cierto es que
se trata de un punto de vista personal y privativo, totalmente subjetivo,
pero el arte en si es subjetivo, es la manifestación de un
individuo o grupo de ellos para su propio solaz o para sensibilizar
al otro y como tal este puede opinar de lo que recibe sin ser esta
una visión terminante, tan solo su propia visión.
Hecha esta salvedad me importa destacar que quizás fruto
de mi propia formación me impresionaron mas aquellos cuadros
de carácter vanguardista, y que además transmiten
un mensaje, uno no puede desprenderse de ser quien es ni de historia
para destacar lo que lo conmueve, a partir de esto es que “Malambo”
con coreografía de Esteban Domenechini y música del
grupo de thrash metal brasilero Sepultura sobre el exterminio de
los pueblos originarios de América y “Que se queden
quietas” coreografía de Jaime Breard sobre un tema
de Teresa Parodi homenajeando a las Madres de Plaza de Mayo son
a mi criterio los puntos mas altos de Baracatún, dentro de
esta tendencia “Lagrimas Negras” entiendo que se vería
mejor con mayor sutileza y menos energía ya que el maravilloso
bolero son de Miguel Matamoros así lo requiere.
Los cuadros que corren dentro de lo folclórico o popular
son ajustados, coordinados y mas que prolijos abarcando ritmos de
Brasil, Uruguay, Paraguay, Colombia, Argentina y el altiplano y
resultando todos ellos de gran atractivo, entre ellos “Candombero”
tiene el mérito de recrear con exactitud los personajes que
transitan esta manifestación propia de la banda oriental,
muchos de ellos derivados de los cabildos congos que se dieron en
Montevideo en el siglo XIX.
Gran parte del elenco se ha destacado dentro de la salsa siendo
personajes reconocidos dentro de esa música bailable y como
tales enfrentan con capacidad las puestas vinculadas a ese ritmo,
quizás al “Popurri Cubano” le faltaría
destacar los pasos clásicos de cada ritmo que transita pero
lo redime el depliegue escénico y su inigualable vestuario,
el resto de los cuadros “salseros” son elogiables y
bien interpretados.
En resumen Baracatún esa un musical de gran variedad y brillante
concepción que mantiene la atención a su largo resultando
de una muy buena originalidad, y altamente recomendable para quien
quiera asistir un espectáculo de inusual calidad..
Octubre
2004
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