Su padre era un hombre de cambios. Perteneciente a una familia
de ascendencia inglesa que pasó de ser jockey a jugador de baloncesto
y de jugador de baloncesto a detective; pero siempre manteniéndose
fiel a su gran afición: la música y, más concretamente, la percusión.
Para Rubén "estos cambios no deberían sorprender a nadie, sólo
a los que no conocen la maravillosa realidad del Caribe, donde
la gente se reinventa a sí misma". A los seis años de edad,
Rubén Blades ganó un concurso de cuentos para niños de primaria.
Desde entonces no ha dejado de escribir.
Su infancia transcurrió en ese ambiente. "Yo no supe que mi
familia era pobre hasta que salí de mi barrio". Durante su
adolescencia los problemas económicos de la familia se agravaron
y, por otra parte, la situación política del país con respecto
a Estados Unidos se hace cada vez más difícil. Esto produce un
efecto importante en la vida del joven Rubén, que le hace plantearse
problemas que, hasta entonces, no se había planteado. "Hasta
1964 yo había sido totalmente pro-yanqui. En gustos, en música,
en todo.
" Pero los sucesos de enero del 64, en los que Estados
Unidos se negó a levantar la bandera de Panamá en la zona del
canal y produjeron un saldo de 25 muertos, me hicieron abrir los
ojos y, como yo, muchos de los que habían sido absolutamente pro-norteamericanos
comenzaron a hacerse serias preguntas de índole social y político".
Tras este "despertar político", Rubén Blades continúa
sus estudios con regularidad y se matricula en la Facultad de
Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Panamá.
Entre
tanto, su afición por la música le lleva a unirse a algunos grupos
musicales, como El Conjunto Latino de Papi Arozamena y
a Los Salvajes del Ritmo. Con ellos realiza actuaciones
esporádicas en locales públicos de la ciudad; pero la presión
de sus profesores de la Facultad de Derecho, que no veían bien
que un futuro abogado cantara salsa, le obligaron a dejar de lado
los escenarios, pero no la música.
En 1968, aprovechando las ventajas de tener un hermano trabajando
en una compañía aérea, viaja a Nueva York por 20 dólares. En ésta
primera visita a la ciudad contacta con Pancho Cristal,
el productor de Cheo Feliciano, que ya le había escuchado cantar
en Panamá, y este le propone unirse a la Orquesta de Pete
Rodríguez para grabar un disco. Rubén acepta encantado
y empieza así su carrera discográfica.
De vuelta a Panamá, la situación política del país se hace cada
vez más tensa; pero él decide acabar sus estudios a toda costa.
En 1973, estando a punto de graduarse en la universidad, su padre,
que en aquél tiempo pertenecía al Cuerpo de Detectives del Estado,
se ve envuelto en una situación difícil cuando el General Noriega,
entonces responsable de la policía secreta, acusa a un grupo de
panameños de intentar asesinar al general Omar Torrijos. Su padre
no es acusado directamente, pero su relación con alguno de los
acusados hace que la familia tenga que abandonar el país por temor
a represalias y para evitar verse envueltos en las oscuras tramas
de Noriega con la C.I.A.
A
pesar de todos los problemas, Rubén Blades permaneció en
el país hasta conseguir la graduación en sus estudios de derecho,
algo que para él era una cuestión personal y moral. Una vez conseguido
el título de abogado en su propio país; por un lado la repercusión
en su carrera de los problemas políticos de su padre y, por otro,
la perspectiva de ser abogado bajo una dictadura, las opciones
con las que contaba eran la de unirse al grupo que mantenía la
política dictatorial del país, algo absolutamente impensable para
él, o la de marcharse a Miami con su familia, como así
sucedió.
Una
vez en Miami, su afición por la música no encuentra impedimentos
para ir desarrollándose paulatinamente hasta convertirse en su
aspiración inmediata. Al poco tiempo, se traslada a Nueva York buscando la oportunidad de introducirse en el ambiente musical
de la ciudad. El primer trabajo que encuentra es el de organizar
y llevar el correo de la compañía discográfica Fania Records,
casi un santuario para todo músico de salsa. Aunque sus obligaciones
laborales están completamente al margen de la música, el contacto
con figuras importantes del ambiente musical neoyorquino es constante.
Su oportunidad
se presenta cuando Ray Barreto, buscando un sustituto para
ocupar el puesto dejado por el vocalista de su orquesta, se entera,
por medio de alguien que le había visto cantar en Panamá, de que
Rubén Blades podía ser el hombre que buscaba y le hace un audición.
El resultado es completamente satisfactorio y Rubén renuncia a su
trabajo en la Fania, integrándose de inmediato en el grupo de Barreto e iniciando así su carrera como músico profesional.
En
1976, tras resolver los inevitables problemas de inmigración,
Rubén Blades ocupa el puesto de vocalista, que había dejado vacante Héctor Lavoe, en la orquesta de Willie Colón y juntos comienzan lo que sería el cambio más importante que la
música caribeña ha experimentado en su historia.
En
el primer LP con Willie Colón, "Metiendo Mano",
dos canciones de Rubén Blades ("Plantación" y "Pablo
Pueblo") se destacan y consiguen un impacto tremendo tanto
entre los aficionados a la salsa como en los músicos que la interpretan.
El
siguiente disco, "Siembra", amplía la visión, tanto
musical como social, del anterior. La repercusión de la canción
"Pedro Navaja" supera todos los récords que una
canción de su estilo haya conseguido nunca, convirtiéndose en
uno de los temas más representativos de la música latinoamericana
de todos los tiempos. El LP superó el millón de copias vendidas
y fue Nº 1 en las listas de éxitos en todos los países de habla
hispana y en Estados Unidos, consiguiendo el Disco de Oro y Platino
en casi todos ellos. "Pedro Navaja" abrió las puertas
de la salsa a un mundo que, hasta entonces, permanecía de espaldas
a su propia realidad y tiró por tierra el tópico de que ésta era
únicamente una música de evasión que no tenía en cuenta la propia
sociedad en la que se desarrollaba. Personas que no participaban
en la salsa, porque consideraban que era una música de lumpen
y proyección baja y vulgar, comenzaron a darse cuenta de la enorme
influencia que ésta podía ejercer en todos los sectores sociales.
La reacción del público fue inmediata. Empezó a comprender el
sentido total de la música. "Esto se manifestó espontáneamente.
No tuvimos ningún apoyo por parte de la industria. No fuimos una
creación. Fue posible por la reacción de la gente que compró los
discos e hizo posible que pudiéramos seguir grabando".
En 1980, Rubén Blades descubre el cine. Un alto ejecutivo de la
Fania le ofrece un papel en una película de bajo presupuesto que
se tituló "The Last Fight", dirigida por Fred Williamson,
que aunque no tuvo ninguna repercusión, sirvió para que él se
interesara por el medio cinematográfico y conociera la forma de
trabajar en él y el ambiente que lo rodea.
Tras
seis años con el grupo de Willie Colón, en 1982
Rubén Blades decide que ya es tiempo de independizarse y formar
un grupo propio con el que profundizar en sus ideas musicales
y explorar más directamente en la salsa a través de los textos.
Forma Seis del Solar, un grupo que funcionaba como un laboratorio
de experimentación y que se alejaba de la concepción típica de
las formaciones "salseras", prescindiendo de la sección de vientos
y utilizando ciertas claves cercanas al rock. Con ellos graba
el álbum "Agua de Luna", inspirado en relatos cortos
de Gabriel García Márquez. Con Seis del Solar consigue un premio Grammy que viene a demostrar el reconocimiento y la aceptación
de su teorías innovadoras dentro de la música popular caribeña.
Problemas con Fania Records hacen que Rubén Blades
firme con Elektra Records. Al mismo tiempo, el grupo sigue
evolucionando y se convierte en Son del Solar. Con ellos
continúa la trayectoria de investigación de la realidad social
de América Latina por medio de la música y añade una sección de
vientos para dar mayor velocidad y movimiento a las canciones.
Otro premio Grammy vuelve a reconocer su trabajo. El LP
"Buscando América" y la canción "Desapariciones"
consiguen impactar al público latino.
El afán de universalizar su música y desbaratar estereotipos hace
que Rubén Blades se interese cada vez más en el rock como
medio de experimentación y aportación de nuevas facetas a su música.
Al contrario, importantes figuras del rock, como Lou Reed y Elvis Costello, se interesan también por su trabajo.
El resultado es un disco en inglés ("Nothing But The Truth")
con el que lleva a la práctica sus teorías sobre la conjunción
y el desarrollo de distintos ritmos procedentes de diferentes
fuentes culturales. "Yo no creo en la idea de que uno está
condenado a hacer algo porque tiene cierto aspecto o habla cierto
idioma. Par mí, la música es una cuestión universal y a mí siempre
me interesaron las direcciones que me ofrecía la música en inglés.
Direcciones que no podía encontrar, en términos de construcción
concretamente, dentro de los ritmos afro-cubanos que yo siempre
había trabajado. Quería también dejar el testimonio de una reunión
de la música tropical urbana con el rock´n roll".
Su segunda experiencia en el cine le permite desarrollar, de manera
más consistente que en la anterior, la cualidades e intuición
que posee como actor. En "Crossover Dreams" él es
el protagonista principal, interpretando a un músico latino que
intenta introducirse en el mercado norteamericano pero, aunque
mucha gente lo pensara, no tenía nada que ver con su vida. Es
un trabajo de interpretación, tan convincente, que puede dar lugar
a confusiones. Esta película fue la primera realizada en Nueva
York con dinero, producción, dirección, guión y actores latinos.
Como consecuencia de su interpretación, le son ofrecidos diversos
papeles cortos en producciones importantes, por lo que se traslada
a vivir a California donde, poco a poco, va adquiriendo
prestigio como actor, interviniendo en películas junto a Richard
Pryor, Whoopi Goldberg y Jack Nicholson. Su primer papel importante
se lo ofrece Robert Redford en "Milagro Beanfiled
War", en la que interpreta el sheriff del pueblo. Paulatinamente
su carrera como actor va adquiriendo mayor importancia hasta protagonizar
"Dead Man Out" donde, con su retrato de un asesino
condenado a muerte, consigue el Premio al Mejor Actor en
películas producidas para televisión por cable. Para este mismo
medio, hay que destacar su actuación en la mini-serie "The
Josephine Baker History". Entre sus más recientes apariciones
en la pantalla cinematográfica cabe destacar: The Two Jakes (1990),
Mo' Better Blues (1990), The Super (1991), Crazy From the Heart
(1991), One Man's War (1991), Latino Session (1992), Miracle on
I-880 (1993), A Million to Juan (1994), Color of Night (1994),
Scorpion Spring (1996), Chinese Box (1997), Roots of Rhythm (1997),
The Devil's Own (1997).
En
1990, Son del Solar graban un álbum de despedida en directo
("Live!") desde el Lonestar Roadhouse en Nueva York,
cerrando una etapa que, si para ellos fue de logros y creación,
para la música latina fue un fenómeno que permitió la expansión
de los círculos en los que, hasta entonces, estaba reducida, influyendo
no solamente en el panorama musical latino de los años setenta
y ochenta, si no en las futuras generaciones de músicos y público
que, como hoy podemos ver, ha hecho posible que la música afro-caribeña
ocupe un lugar, impensable en aquella época, no sólo como forma
de manifestación festiva y escapista, sino como expresión social
y cultural. Y, por supuesto, también de gozo y diversión.
En 1994, Rubén Blades se presentó a las elecciones presidenciales
de su país natal en un intento de crear y evidenciar un movimiento
social y democrático existente en el país, pero ignorado hasta
entonces. Su militancia política está basada en la lucha contra
la injusticia social y la defensa de la minorías étnicas, culturales
y sociales. "En ningún momento, -explica Rubén-, pensé en llegar
a presidente o nada por el estilo y, si lo hubiera conseguido,
no hubiera sido por deseos de poder. Lo que pretendíamos era poner
de manifiesto que hay una parte importante de la población panameña
que no está de acuerdo y no se identifica con la política que
se les ha impuesto. La campaña que realizamos consiguió sus propósitos
totalmente".
Rubén
Blades inaugura la década de los noventa firmando contrato
con Sony Music International, A&R Development New York,
que abre una nueva etapa en su carrera. Sus últimos álbumes, "Caminado",
"Amor y Control" y "La Rosa de los Vientos",
conforman una trilogía en la que su obra definitivamente se encamina
hacia la universalización de los ritmos y estilos que conforman
la música latina. En su álbum más reciente, "Tiempos",
Rubén Blades ha dado un paso más en su afán de "culturizar" y
engrandecer los ritmos latinos; para ello no ha dudado en incorporar
elementos de música clásica contemporánea, como base a todo un
despliegue de genio, originalidad y compromiso, tanto musical
como social. El resultado es un álbum excepcional destinado hacer
historia.