El
querendón de la salsa
Andy Montañez es uno de los
cantantes más queridos del país. (Gary Javier / Ilustración
PRIMERA HORA)
En
la narración de la historia de la música popular de
Puerto Rico, el nombre de Andy Montañez tiene categoría
de grandeza, simpatía, caballerosidad y señorío.
Con más de cuatro décadas de trabajo artístico,
el venerado "Niño de Trastalleres" ha logrado construir
un catálogo musical que enaltece el cancionero nacional,
capaz de elevar su voz en registros altos, transformando sus interpretaciones
en joyas que brillan con la entonación de cada melodía.
Así es Andrés ("Andy") Montañez Rodríguez,
una de las figuras de la canción popular más queridas
de nuestra isla. Un hombre rebosante de sabiduría, sencillo
y enamorado de su pueblo, su familia y su arte. Su madre lo encaminó
a cantarAndy Montañez es hijo del barrio de Trastalleres
de Santurce, en la ciudad capital. Un sector que aún conserva
en sus callejuelas la historia del mundo industrial que floreció
en el país durante los años 40 y 50, y en cuyas fronteras
resonó el paso del viejo tren que transitaba de San Juan
a Ponce, al límite de los olores de la cervecería
Corona, la cafetalera Yaucono y la procesadora de miel Molasas,
Inc. Allí nació el 7 de mayo de 1942, en el 974 del
callejón La Rosa, en casa de sus abuelos doña Alejandrina
Alejandro y don Tomás Montañez. A los 13 años
de edad, se mudó con sus padres para el número 945
del callejón La Palma, donde se hizo hombre junto a sus 16
hermanos. De su niñez recuerda su encanto por la música,
aunque, confiesa, no imaginó que el derrotero que le esperaba
habría de colocarlo entre las figuras más veneradas
y refulgentes de la canción caribeña. Su pasión
por cantar la heredó de su padre, don Andrés, un bohemio
prendado con la sonoridad de los tangos y los boleros y quien solía
reunirse todas las tardes con sus amigos para tocar guitarra y cantar,
aliviando así la carga de una jornada intensa de trabajo.
"Mi casa siempre fue el encuentro de la bohemia del barrio,
y yo crecí en eso. Recuerdo que mi papá me ponía
a cantar de niño para lucirse con sus amigos, porque desde
niño afinaba y tenía oído musical", narra
el salsero, quien es conocido en su familia como "Junior".
Su madre, doña Celina Rodríguez, es la responsable
de que Andy se encaminara en las lides artísticas, cuando
un día, convencida del talento e interés del mayor
de sus hijos, lo inscribió en el concurso de aficionados
que conducía Rafael Quiñones Vidal, "La tribuna
del arte", en el radio teatro de WKAQ. "Mi mamá
me llevó a concursar cuando tenía 8 años y
recuerdo que me acompañó en la guitarra Pedro Rosario,
papá de Papo Rosario, el de El Gran Combo. La canción
que canté fue una española, 'Cariño verdad',
y gané", comenta. Ése fue el inicio de varias
presentaciones que fueron abriendo surcos en la vida del joven santurcino,
al tiempo que se convertía en una figura con resonancia en
el ambiente musical de la época. Su segundo triunfo fue en
el concurso de talentos que celebraba José Miguel Agrelot
en su programa "El abuelito Welch", también en
radio WKAQ, al que le siguieron un sinfin de competencias de aficionados
que, aunque de menor exposición, lo fueron curtiendo en el
arte de la canción. El bolero, su mejor canciónLa
primera participación formal de Andy Montañez fue
a los 16 años de edad, como segunda voz del trío Los
Duendes, junto a sus amigos del barrio, Pachequito y Pucho, aunque
nunca se profesionalizó en ese género. "Con el
trío hacíamos bailes, dábamos serenatas y no
cobrábamos. Cantábamos porque nos gustaba", asegura
el intérprete. Sin embargo, su primera tarima profesional
la tuvo en la orquesta de Luis Morales, cantando boleros en el club
El Esquife, que ubicaba en el sector La Playita de San Juan. "En
una ocasión, fuimos a audicionar con el trío al club
(El Esquife) y cuando llegamos la orquesta que tocaba necesitaba
un cantante porque el suyo, Luis Lebrón, no había
llegado. Entonces, Luis Morales me pidió que me quedara y
ésa fue mi primera experiencia y en la que duré como
cinco meses", dice el vocalista, que para entonces tenía
19 años de edad y estudiaba en la escuela vocacional "Miguel
Such" de Río Piedras. En esa agrupación coincidió
con el conguero José Chacón, con quien partió
a crear un nuevo grupo y en el que duró pocos meses, destacándose
también como intérprete de boleros. Prueba suerte
con El Gran ComboAndy Montañez fue siempre fiel admirador
de Rafael Cortijo y su Combo y cuenta que desde niño solía
ir a verlos cantar y bailar en el radio teatro de WKAQ, aunque nunca
mantuvo relación alguna con sus miembros. Recuerda que meses
después de la ruptura del grupo, en 1962, el pianista Rafael
Ithier, que había creado El Gran Combo de Puerto Rico, buscaba
un cantante para acompañar a Pellín Rodríguez
porque el otro cantante, con quien había iniciado la agrupación,
se había marchado. "Yo estaba cantando con el trío
y un día llegó Sammy Ayala con Rafael Ithier al barrio
buscándome. Rafa habló conmigo y me ofreció
hacerme una prueba, yo acepté y le advertí que lo
único que sabía cantar eran boleros. Él me
llevó al estudio de WKAQ, se sentó en el piano y me
preguntó si sabía algún número movido
porque quería probar si estaba en clave y afinado. Contesté
que sí y me puso a cantar 'Si yo tuviera un millón',
que era bien popular en voz de Vicentico Valdés", cuenta
el cantante, quien recuerda que el avezado pianista lo puso a prueba
por seis meses.
Nunca
consideró grabar con Fania
Andy Montañez es uno de los
pocos salseros famosos que optó por mantenerse fuera del
control de la hegemónica empresa Fania, justo en una época
en que el sello discográfico controlaba la mayor parte del
mercado. Ese hecho respondió a una decisión del cantante,
puesto que nunca le faltaron ofrecimientos del jeque de ese imperio,
Jerry Masucci. "Él (Masucci) estuvo detrás de
mí, pero nunca firmé porque era fiel a la tradición
de El Gran Combo de ser más independiente. Además,
los años que estuve con el Combo pertenecía a un grupo
que operaba como una cooperativa y no iba a traicionar ese espíritu
colectivo, aparte de que nunca me interesó", confiesa
Andy. "Yo me sentía bien cómodo con el Combo,
allí era 'cabeza de ratón y no cola de león'.
La Fania tenía un boom, pero muchos compañeros se
quejaban de que un año estaban en el tope y al otro venían
y los bajaban para trepar a otro cantante", añade, quien
cuando lanzó su carrera en solitario, luego de la experiencia
de Dimensión Latina, se mantuvo como integrante del sello
TH y, luego, de la compañía Velvet. Asimismo, sostiene
que, a diferencia de otros cantantes de su época, nunca le
pasó por la mente emigrar a Nueva York, ciudad cuna del despegue
salsero. "Se me hace difícil concebirme fuera de mi
Isla y Nueva York nunca me llamó la atención, ahora
menos. Me fui a Venezuela por la oferta de trabajo que recibí
y allí tuve grandes experiencias, y si tuviera que mudarme
del país sería para Venezuela", acota. Al final,
en 1997 Andy grabó el tema "Qué es lo que pasa
aquí" para la última producción que hizo
Masucci para Fania, quien murió meses después del
lanzamiento del disco en Puerto Rico, justo el día que falleció
el padre del "Niño de Trastalleres", don Andrés,
víctima de una pulmonía.
Su salto a la cima
Andrés Montañez, conocido
en su barrio por "Junior", arribó a El Gran Combo
de Puerto Rico a la edad de 20 años, a pocos meses de constituido
el grupo, en 1962, contando con una exigua experiencia artística,
aunque le sobraban talento y tenacidad. Hasta ese momento su vida
había estado trazada en un pentagrama romántico, interpretando
boleros que emulaban las voces gloriosas del trío Los Tres
Reyes, Rey Arroyo y Los Tres Ases, entre otros. El joven cantante
de Trastalleres llegó al grupo para sustituir a Chiqui Rivera,
convirtiéndose en el cantante rítmico que interpretaba
los éxitos de Ismael Rivera con Cortijo y su Combo y los
temas del disco "Menéame los mangos", el primero
de la agrupación. Los boleros, en cambio, eran cantados,
en su gran mayoría, por su contraparte vocal, Pellín
Rodríguez. El resto de la alineación del grupo lo
completó Rafael Ithier (director y piano), Eddie Pérez
(saxo), Héctor Santos (saxo), Rogelio ("Quito")
Vélez (trompeta), Martín Quiñones (conga),
Miguel Cruz (bajo), Roberto Roena (bongó), Milton Correa
(timbal) y Víctor Pérez (trompeta). Esta composición
sufrió varias alteraciones con el paso del tiempo. Bautizado
por Felipe RodríguezEl debut del novel vocalista con el Gran
Combo se concretó durante la transmisión de un programa
radial de WKAQ, en la que interpretó una canción de
la inspiración de Bobby Capó y donde conoció
al afamado cantante Felipe Rodríguez, buen amigo de Rafael
Ithier. Hasta ese momento había sido presentado como Junior
Montañez, hasta que Felipe Rodríguez sugirió
cambiarle el nombre. "Ithier y Felipe tenían una buena
relación y cuando se lo presentaron, y le preguntó
cómo se llamaba, le dijo que Junior era nombre de jockey,
porque en ese momento era bien conocido el jinete Junior Cordero.
De inmediato le preguntó su nombre de pila y él respondió,
Andrés. Felipe le dijo: 'Pues te vas a llamar Andy'",
cuenta el veterano periodista y locutor Rafy Torres. Transcurridos
varios meses de su llegada al grupo, comenzó a trabajar en
su primer disco, "El Gran Combo… de Siempre", que
salió al mercado a principios de 1963. En esta producción,
Andy se dio a conocer con el éxito "La muerte",
la melodía que hizo famoso el álbum, que también
incluyó "A la loma de Belén", "El peluquero",
"Cosas de la vida", "Sobina", "Merengue
melao", "La reina Isabel", "El Perico",
"Cabeza de hacha", "Te besé en carnaval",
"La mafafa" y "Balimena". La buena acogida de
esta producción llevó al grupo a realizar su primer
viaje internacional, a Panamá, seguido por su presentación
en el Teatro Puerto Rico de Nueva York, para asistir a la grabación
de "La taberna India", un programa de variedades musicales
conducido por Rafy Torres. En la Ciudad de los Rascacielos también
actuaron en los renombrados salones de baile El Palladium, Manhattan
Center, Bronx Casino y Caborrojeño. A partir de entonces,
el nombre de Andy Montañez refulgió como integrante
de una de las instituciones musicales más completas, llamativas
y bien logradas de nuestra historiografía musical. Su paso
con El Gran Combo duró 15 años y produjo 37 discos
–incluyendo los álbumes compilatorios– de los
que se desprenden éxitos como "El barbero loco",
"Julia", "Ponme el alcoholado, Juana", "La
calle dolor", "Marta, yo tengo un dolor", "Milonga
sentimental", "Guaguancó de El Gran Combo",
"Un verano en Nueva York", "Vagabundo", "El
swing", "Las hojas blancas", "La soledad"
y "A mi manera", entre otros. Más aún, la
presencia de Andy junto a Pellín Rodríguez en El Gran
Combo logró uno de los binomios más fascinantes de
nuestro cancionero.
Logra
su espacio fuera de El Gran Combo
Mike Ramos, Andy Montañez
y Pellín Rodríguez conformaron la alineación
de El Gran Combo a principio de los 70. (Colección Andy Montañez)
La voz potente y armónica
de Andy Montañez lo convirtió en poco tiempo en una
de las principales figuras de la canción popular dentro y
fuera de la Isla, razón por la que nunca le faltaron ofrecimientos
y contratos de casas discográficas y agrupaciones. Andy siempre
se mostró fiel al compromiso de palabra que había
sostenido con Rafael Ithier desde sus inicios en El Gran Combo y
no consideró ninguna propuesta. "Rafa es como mi padre.
Me enseñó mucho y la fuerza que yo tengo en mi voz
se la debo a él. Recuerdo un día que estábamos
ensayando en Guaynabo, en un sitio que se llamaba El Palomar, y
le comenté que los números me estaban quedando muy
altos y que me estaba subiendo mucho los tonos. Él me dijo:
'Lo que pasa es que la voz es un músculo y si no le das trabajo
se queda flácido'", cuenta. Sin embargo, en una ocasión,
durante una presentación de El Gran Combo en La Feria de
Cali, en diciembre de 1976, luego de la intervención en tarima
de la orquesta Dimensión Latina, Andy recibió un acercamiento
del director del grupo venezolano para que sustituyera a Oscar D'León.
La oferta fue seductora: $100 mil por año, el compromiso
de realizar dos bailes a la semana y el resto cobrado por separado,
un contrato con la firma TH Records para grabar como solista y,
además, la disposición de una residencia y un automóvil.
Andy regresó a Puerto Rico sin responder y al cabo de dos
meses, en febrero de 1977, le inquirieron sobre la propuesta y aceptó.
"Cuando me llamaron no me atrevía decírselo a
Rafa y él se enteró por otras personas, que de hecho,
eso le dolió mucho y creo que lo resintió. Él
nunca me tuvo rabia, era como un dolor porque se le iba un hijo",
dice. Así, en 1977 el nombrado "Niño de Trastalleres"
abandonó El Gran Combo, se estableció en Venezuela
e inició una nueva etapa en su carrera artística como
cantante principal de la Dimensión Latina. Con la agrupación
venezolana permaneció tres años y medio, grabó
ocho discos y logró una cantera de éxitos como "El
eco del tambor", "Pan de piquito", "Mujer impura",
"Mi bambolaye", "Ritmos cubanos", "Hay
que gozar", "Como canto yo", "Vuelve",
"Rumberos de ayer", "Son del bohío",
"Ave María, Lola", "Mi son oriental"
y "Cantante errante". En ese periodo también produjo
sus primeros discos en solitario, al mismo tiempo que comenzó
a aparecer en varias grabaciones junto a la Puerto Rico All Stars,
con la que logró éxitos como "Reunión
en la cima", "Isla bonita" y "Homenaje al Mesías",
este último dedicado a Eddie Palmieri.
Plantó
su señorío en las artes nacionales
Tras cubrirse de éxito y
fama como miembro de la orquesta venezolana Dimensión Latina
y con un historial fascinante curtido a la sombra de El Gran Combo,
Andy Montañez decidió regresar a Puerto Rico, a finales
de 1980, para continuar su carrera musical en solitario. A su arribo
a la Isla, inició con el acompañamiento de una orquesta
de trombones, que dirigía un músico de Caguas de nombre
Tino, aunque su estancia en el grupo fue breve. Al año, recibió
el acercamiento del veterano músico Pedro Morales Cortijo
("Don Periñón") y es cuando formaliza un
proyecto musical más a tono con las características
sonoras que había logrado hilvanar en sus dos décadas
de vocalista, y de la que se derivó la primera producción
con su orquesta, "Salsa con caché", trabajada para
el sello TH Records. De inmediato sentó pautas en el mercado
con los éxitos "Milonga para una niña" y
"El juicio de los animales", entre otros. Luego, produjo
el álbum "Para ustedes… con sabor" (1981),
seguido por "Andy Montañez hoy… y ayer" (1982)
y "Versátil" (1983). Habían transcurrido
tres años de constituida su agrupación cuando incorpora
la participación del mayor de sus hijos, Andicito, en calidad
de corista, iniciando de esa manera la conformación de un
colectivo musical familiar, que al poco tiempo recibió la
presencia de su segundo hijo, Harold, en 1986, y su hija Liza, en
1992. Con Andicito lanzó al mercado el disco "Andy Montañez"
(1984), que incluyó los temas "Dulce veneno", "Payaso"
y "Genio y figura", una melodía de la inspiración
de Tite Curet Alonso que alude a la relación del veterano
cantante con su vástago. "Me gustó la idea de
tener a mis hijos conmigo, aunque nunca lo forcé. Al cabo
del tiempo, la gente nos ha nombrado la "Dinastía Montañez",
que es una gran satisfacción porque sabes que puedes compartir
con tus hijos en todo momento", comenta el salsero, un voraz
lector, fanático de la música clásica y admirador
del Premio Nobel de Literatura José Saramago. El catálogo
musical de Andy continuó ensanchándose con las producciones
"El eterno enamorado" (1988), "Todo nuevo" (1990),
"El catedrático de la salsa" (1991), "El swing
de siempre" (1992) y "Salsa con caché" (1993),
entre otros. En todos esos años, el intérprete de
"Las hojas blancas" fue cosechando innumerables éxitos
dentro y fuera de Puerto Rico, destacándose su participación
en la Exposición Universal de Sevilla, en 1992, y su visita
a Japón, en 1993, junto a El Gran Combo. En 1996 comenzó
un proyecto musical maravilloso junto a su homólogo Ismael
Miranda dirigido a evocar la nostalgia romántica de los años
50 y 60, cuyo producto se recogió en tres álbumes
de boleros: "Al son del bolero" (1996), "Románticos
de nuevo" (1997) y "Con alma de niño" (1998).
Con más de cuatro décadas de historia, el salsero
–que vive absorto por la palabra y cuenta con un dulce encanto
para comunicarse, elevando su verbo a canción y transformando
su menaje en melodía– también ha sabido ganarse
el favor del público por sus apariciones en zarzuelas, obras
de teatro, proyectos cinematográficos, telenovelas y unitarios.
"Respeto mucho lo que hago y creo que ahí estriba el
éxito. Además, soy muy dichoso. He ganado muchas cosas,
pero lo más importante, el cariño del pueblo",
afirma.
Nacido
el 7 de mayo de 1942 en Santurce, Puerto Rico, la voz rica y poderosa
de Andy Montañez fue parte esencial del sonido característico
de la leyenda de salsa El Gran Combo. En 1977, la Dimensión
Latina, ubicada en Venezuela, país rica del petroleo, le
hizo una oferta lucrativa que no pudo rechazar y se integró
a la banda como cantante co-líder hasta 1980, cuando los
abandonó para lanzarse en su carrera como solista.
Lanzó un gran número de álbumes durante los
80s y en 1990. Su álbum de 1983 Hoy ... Y Ayer, contiene
una mezcla de éxitos de El Gran Combo para conmemorar su
vigésimo aniversario. Emulando a El Gran Combo, Montañez
usa una alineación que contiene dos trompetas, dos saxofones,
y un trombone más una sección de ritmo (conga, bongo,
timbales, cencerro, maracas, bajo, piano) y coro.
En 1985 lanzó el álbum bajo su propio nombre, Andy
Montañez, que estuvo en las primeras posiciones de todas
las listas musicales, y fue una de sus mejores producciones. Contiene
la insuperable composición de Catalino Curet Alonso "Genio
y Figura". Ernesto Rivera escribió todos los arreglos
y los hijos de Montañez, Andy Jr. y Harold, hicieron el coro.
Los hijos se hicieron miembros de la banda de Andy, dirigida por
el ostentoso timbalero Don Perignon, quien lo acompanó en
el éxito "Mejor Acompañado Que Nunca" en
1986. Este fue otro álbum muy bueno y contiene la excepcional
canción Bobby Valentín.
En 1990, Carrión se convirtió en miembro de la Sonora
Ponceña. Andy fue centro de controversia a principios de
1989 cuando el Club Kiwanis, que organiza el Festival de la Calle
Ocho de Miami, vetó su aparición porque había
visitado Cuba en 1979 cuando aún era miembro de la Dimensión
Latina. Paradójicamente, a Montañez se le había
permitido presentarse en el festival durante los cuatro años
anteriores. Andy respondió diciendo que su visión
política era privada, y añadio que el no era comunista.
El mismo año, Montañez y El Gran Combo aparecieron
juntos en el Festival de Jazz y Herencia de Nueva Orleans.
Montañez volvió en 1990 con Todo Nuevo; grabado con
algunos de los mejores músicos de sesión de Puerto
Rico. La canción "Fantasma", arreglada por el trompetista
Tommy Villareny, fue el primer éxito del álbum. En
la tradición de los álbumes del Puerto Rico Todos
Estrellas de los 70s en los que Andy participó, Don Perignon
congregó a una mini-galaxia de las estrellas puertorriqueñas
del momento bajo la bandera de La Puertorriqueña para el
Festival De Soneros en 1990. Además de Montañez, otros
artistas involucrados en este proyecto fueron: Gilberto Santa Rosa,
Pedro Brull (de Mulenze), Luisito Carrión, Primi Cruz (de
la banda de Willie Rosario), los cantantes principales fueron Tony
Vega, Alex D'Castro, coro; Mario Ortiz, trompeta; Humberto Ramírez,
arreglista, co-director musical y trompeta; Andy Guzmán,
piano y arreglista. Los principales compositores puertorriqueños
Catalino Curet Alonso y Johnny Ortíz, se cuentan entre quienes
contribuyeron sus canciones.
Montañez
volvió en 1990 con Todo Nuevo; grabado con algunos de los
mejores músicos de sesión de Puerto Rico. La canción
"Fantasma", arreglada por el trompetista Tommy Villareny,
fue el primer éxito del álbum. En la tradición
de los álbumes del Puerto Rico Todos Estrellas de los 70s
en los que Andy participó, Don Perignon congregó a
una mini-galaxia de las estrellas puertorriqueñas del momento
bajo la bandera de La Puertorriqueña para el Festival De
Soneros en 1990. Además de Montañez, otros artistas
involucrados en este proyecto fueron: Gilberto Santa Rosa, Pedro
Brull (de Mulenze), Luisito Carrión, Primi Cruz (de la banda
de Willie Rosario), los cantantes principales fueron Tony Vega,
Alex D'Castro, coro; Mario Ortiz, trompeta; Humberto Ramírez,
arreglista, co-director musical y trompeta; Andy Guzmán,
piano y arreglista. Los principales compositores puertorriqueños
Catalino Curet Alonso y Johnny Ortíz, se cuentan entre quienes
contribuyeron sus canciones.
Tomado
de Diario PRIMERA HORA, Puerto Rico
Hiram Guadalupe Pérez
Editor
Gary Javier
Ilustrador
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